Siempre
me gustó crear.
Siempre
me gustó recordar.
Me
recuerdo de niña en casa de mis abuelos mirando y remirando los álbumes de
fotos, dándole la vuelta una a una y descubriendo cuándo habían sido
hechas y quienes eran aquellos desconocidos a mis ojos. Leyendo también algunas
palabras de amor eterno que se desdibujaban en el reverso de alguna de ellas.
Podéis pensar que era una cotilla, y es que, también rebuscaba en los cajones
del viejo mueble bar las cartas que la familia de mi abuelo habían mandado
mucho tiempo antes desde el otro lado del Océano, las leía y aunque para mis
ojos de niña no tuvieran gran significado si sabía que me gustaban, me gustaba
aquel tacto de papel viejo y basto, aquella caligrafía apasionada y su olor a
papel encerrado.
Pasó el
tiempo he hice lo que hacemos los jóvenes… estudiar y no encontrar trabajo. Mucho
tiempo libre y un espíritu inquieto y creativo, pasó lo que tenía que pasar…
empecé a coquetear con las manualidades. Toqué varios frentes hasta que un día
llegó a mis manos un papel de scrapbook. Fue diferente a todo lo demás y,
entonces, comencé a preparar álbumes de scrap para llenar de recuerdos.
Me
ilusiona pensar que uno de mis libros de embarazo dentro de muchos años será
tomado por las manos de un hombre que se
emocionará al ver su foto con sus padres, la abultada barriga de la mamá, la
foto con los abuelos, los nombres que tenían pensado ponerle, las ecografías,
las palabras que sus padres le escribieron antes si quiera de verle la carita…
y eso, emociona.
Éste
blog nace de la idea de recopilar todos mis trabajos, para que algún día
alguien me recuerde como aquella chica que hacía scrap.